Tu cabeza aquí y tu cuerpo allí.

Si ibas a ser mecánico, la vida sale de esa puerta porque la vida piensa que ya deberías ser mecánico. Llama a esa puerta, pero tú no estás: eres panadero. ¿Cómo iba a saber la vida que serías panadero? La vida llega a ti de la forma que tu naturaleza quería que fueras: solamente conoce la dirección, pero nunca te encuentra allí, porque estás en otra parte, ocultándote tras la máscara de otro, con el atuendo de otro, con el nombre de otro. La existencia sigue buscándote. Conoce tu nombre, pero tu has olvidado ese nombre. Conoce tu direción, pero tú nunca has vivido en esa dirección. te has dejado distraer por el mundo.

-Anoche soñé que era niño- le contó Joe a Al-, y que tenía un pase gratis para todas las atracciones de Disneylandia. ¡Qué bien me lo pasé oye! No tuve que elegirlas. Me subí en todas.
-Es curioso, yo también tuve un sueño muy vívido anoche. Soñé que una rubia guapísima llamaba a mi puerta y que me deseaba ardientemente. Justo cuando empezábamos a entrar en faena llegó otra visita, una morena que estaba buenísima y también quería acostarse conmigo.
-¡Vaya! ¡Me habría encantado estar allí! ¿Porqué no me llamaste?
-Te llamé y tu madre me dijo que estabas en Disneylandia.

Tu destino solo puede encontrarte de una manera, cuando estás en tu salsa, como la existencia quería que fueses. Serás feliz cuando esto suceda.

Canta por la calle si es eso lo que te apetece (pensarán está loco, da igual).
Tírate un pedo delante de una chica (si vale la pena su compañía le dará igual, siempre y cuando no te pases, véase biblioteca, cine, etc.).
No trates de hacer cosas para que digan: oh, que loco está. No, no hablo de eso, por ello dirán: lo hace a drede es un gilipollas.
Si te apetece no hacer nada no hagas nada, haz lo que te apetezca, pero ponle buenos ojos a quién si le de por hacer cosas.